El Tête de Moine AOP, literalmente cabeza de monje, es un queso semiduro con forma de cilindro que pesa alrededor de 800 gramos y posee una textura muy fina que se derrite en la boca fácilmente. No se corta, sino que se rasca con un rascador, como el girolle o el pirouette, formando finas rosetas. Al rascar el queso se incrementa la superficie que entra en contacto con el aire. Ello modifica por un lado la estructura del cuerpo y permite por otro el desarrollo pleno del sabor aromático suavemente fundente. Los monjes del monasterio Bellelay, en el Jura de Berna, ya raspaban su Tête de Moine AOP con esta cuchilla elevada. Según la tradición, el queso de los monjes se empleaba ya en el siglo XII como medio de pago.
La leche alpina natural confiere al Tête dem Moine AOP su sabor inconfundible. Se elabora en menos de diez queserías rurales de su región de origen, siguiendo los estrictos criterios de la AOCP y es curado durante al menos dos meses y medio sobre estantes de madera de pino.
Los amantes del queso aprecian el Tête de Moine AOP como la coronación de la tabla de quesos, como aperitivo, para el postre o para tomar entre horas. La mejor forma de rascar las rosetas Tête de Moine es con el queso recién sacado de la nevera.
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